El pasado mes de julio realizamos el conversatorio titulado Arte en el Perú Bicentenario. Como invitados de este evento tuvimos al investigador e historiador de arte, Héctor Escobar, quien además es docente de la carrera de Artes Visuales Contemporáneas en Corriente Alterna y también al exitoso artista plástico Pablo Patrucco, egresado de nuestra escuela.
El investigador Héctor Escobar nos lleva a 1919, tras el primer centenario de la Independencia del Perú, en el contexto del proyecto de la Patria Nueva, donde repasamos las obras de Daniel Hernández Morillo, pintor peruano y primer director de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Hernández se encarga de realizar los retratos de los héroes.
Este es el escenario donde, por primera vez en la historia del arte peruano, la política se vincula con el arte. Según relata Escobar, el gobierno de turno a cargo de Augusto B. Leguía identificó que la imagen era muy poderosa y encontraron cómo sacar provecho de esto, fue así que Leguía trató de relacionar los discursos visuales en torno a la Independencia con su gobierno para presentarse también como un nuevo libertador. Tal como apreciamos en la siguiente imagen:
Permitiendo compararlo con las imágenes que nuestros artistas locales se encuentran realizando de cara al Bicentenario.
De esta manera pudimos notar como la reverencia e idolatría hacia los símbolos e íconos nacionales se ha matizado durante los doscientos años que han pasado por una mirada más crítica, siendo un caso a destacar el trabajo y la investigación del egresado y reconocido artista local Pablo Patrucco.
El trabajo de Pablo Patrucco, especialmente el desarrollado en su exhibición “Sobre héroes y tumbas” (2014) plantea una mirada contemporánea a este tema. La mirada de Patrucco devela que se buscó que la retratística de los héroes de la patria se amoldara a una reconstrucción ideal de la apariencia del modelo, siguiendo criterios de forma y estilo que se ajustaran más a consideraciones de índole moral y política, así como su adecuación a la función que debían cumplir. Mediante su figura se corporizaba la patria. Idealizar sus rostros y figuras los constituyó en personalidades ejemplares y trascendentes, de acuerdo a la epopeya que se pretendía narrar.
Patrucco recupera el lugar de la mirada sobre estas representaciones e implementa diversos procedimientos para configurar las piezas de esta exposición. Así, las pinturas al óleo retratan bustos de héroes fotografiados en cementerios de diversas ciudades del mundo, que posibilita mirarlos de manera bastante más cercana al prócer que un monumento conmemorativo. Mediante el manchado y una legibilidad difusa de los rasgos del representado, Patrucco propone una distancia, en contraposición a las piezas realizadas en dibujo.
Planteando preguntas claves como nación:
¿De dónde venimos?, ¿Quiénes somos? y ¿Hacia dónde vamos?